
Se empezó a juntar la gente, prometía tormenta y así fue. Salimos antes del lío y recogiste las monedas del sombrero. Cuando pedimos un taxi dijeron que la policia había cerrado las calles. Pero tu gato estaba en casa otra vez y quedaba vino y cenamos bien.

El Pequeño Walter todavia huele a Mississipi y tose demasiado. Se bajó del tren cuando cerró el vagonbar. Ahora pretende que le adoptemos pero esta no es ciudad para negritos de campo. Ni siquiera para los que tocan la armónica como el mismo demonio.

De Torreón a la frontera seran solo 5 minutos, te lo prometo. Pasado el puente abren los bares después de las doce y podemos volver con cerveza fresca para todos. Tu arranca y dale, mañana devolvemos el auto enterito y tu papá ni se va a enterar.

Me sale a borbotones la rima, es ponerme y ya. A la gente le gusta, a veces me piden más, cosas dedicadas y fugaces, de aire, para su amiga o para un familiar. Cuando me voy a casa me escoltan los zarandeos todos los gatos y no tengo miedo.

Pregunta sin vértigo, te interesa, ¿no? Cuantos años tengo, si soy de fuera o me escondí aquí. Te lo voy a contar todo, por ser tú, despacito y de cerca. Hasta que den las doce.

ok..las 12
Me gustan tus cuadros y las frases sugerentes que los adornan.
Gracias Mercedes, un beso!
Mi gato está en casa y una copa de vino es suficiente para saborear estas letras y estas imágenes lentamente, con vértigo y con la felicidad de no usar reloj.
Muy bien, Bibi, bien aliñadas se disfrutan mejor! 😉