Samba, Shanghái, saltimbanqui. El pestillo está echado. Madalenas, marabunta, mesías. La cama desecha y el paquete de clínex. Furia, focas, fundamento. En el suelo la bandeja de ayer, al lado de los libros y la pantalla. Casino, cascara, caparazón. Los cajones abiertos, las persianas bajadas y mis juegos. Venecia, violencia, viernes. Con los auriculares no escucho más que mi música. Rutina, relevancia, respirar. El teléfono apagado, la agenda vacía. Tiburones, tarado, telúrico. Mis días tienen las horas que yo ordeno y hago la noche con un click. Lobos, lesión, levadura. Decidir lo siguiente es entretenido y deja poco espacio para pensar. Dentro, distinto, dátiles. No pienso salir nunca. Estilo, esperanto, elusivo y fin.
Me siento muy cerca de todos esos conceptos, de alguna manera me encuentro en un estado parecido, “como una flor que se cierra al ser tocada”. ¿Voluntad propia, exilio impuesto, salud mental, miedo? Todo es posible, los fines no conocen los principios muchas veces, uno llega al delta desde diferentes rios. Muy buen post y muy buenas reflexiones las de todos.