Llegué a México conduciendo un Chevy desde Lax empujado por los vértigos. No sabía, intuía, temía, elucubraba, me la soplaba igual. Allí no me enseñaron estatuas cagadas en parques somnolientos, allí se hacía nuevo todo y aún se continúa haciendo. Real mierda que sigue adelante y yo, también por eso, continúo siguiendo.