Bebiste a dios en un cactus rojo. Tragaste el líquido rancio esperando que sobreviniera la revelación. Se te fue la mano, como siempre. Escueta y espinada, la revelación te pegó una hostia brutal. Intoxicaciones divinas a ti. Comparte enFacebookTwitterWhatsAppTelegramPinterestTumblrLinkedInMásImprimirCorreo electrónicoMe gusta esto:Me gusta Cargando... Relacionado Publicado por Alvaro Urkiza Transeúnte, surfista, escritor Ver más entradas